Siempre creí que las películas de ficción eran sólo eso, películas. Que si una pandilla de zombie, que si un planeta desconocido ... Bah, todo tonterías.
En todos los libros que he leído hasta ahora, se decía que el mundo se acabaría un 5 de febrero ... En todos y cada uno de los libros que tratan sobre este tema. Sobre los supuestos avisos que nos llegaban para estar prevenidos ... ¿Se puede escribir una tontería mas grande?
Pero aquí estoy, día 5 de febrero, 17:50 de la tarde, hace frío y hace calor a la vez. Estoy sola en casa. Todos se han ido a ver un musical o algo así. Todo transcurre con total normalidad, pero algo me dice que va a ocurrir. Va a ocurrir una desgracia. "Una desgracia que cambiará el destino de la Humanidad", había leído. Qué tonta era ... Creerme esas cosas a mi edad...
Pero nadie ni nada dice que me lo crea. Sólo digo que siento que algo va a pasar. No sé el qué, pero algo. Algo extraño, catastrófico ...
17:57 ... Las 6 se acercaban. No sé porqué temía a que el reloj de cuco marcara la hora justa. Oía las agujas de todos los relojes de la casa, tintineando con cada segundo que pasaba ... Pues si que eran cortos los segundos, ¿no?
Ahora quedan 20 segundos para las 6 ... ¿Por qué estoy tan nerviosa?
Tick tock, tick tock. 15, 14, 13, 12 ... Tick tock, tick tock. 10, 9, 8 ...
Quedan 8 segundos. Intento tranquilizarme. Voy corriendo a por un vaso de agua. Los chasquidos metálicos del reloj me persiguen allá donde vaya. Incesantes, molestos. Y ahora también, peligrosos. Los últimos chasquidos que existirían en la Tierra.
Vuelvo al sillón. 2, 1... Ya. Ya está. El cuco despierta y pía 6 veces.
Ya ha anunciado la hora que es. ¿Por qué no vuelve adentro del reloj? ¿Por qué se ha quedado ahí, parado, mudo?
Mis manos se mueven sin que yo se lo pida. Miro el vaso de agua para comprobar que no me he vuelto loca. Sí, el agua se mueve. Parece como esas películas, en las que un enorme y terrorífico monstruo se acerca a la ciudad.
Todo es silencio. Sólo se oye el salpicar del agua dentro del vaso, presa de ese temblor inaudito, procedente de ninguna parte.
Me mentalizo de que no pasa nada. Me tranquilizo, me llamo a mi misma estúpida por haber creído que algo iba a pasar. Para afianzar esa sensación de tranquilidad, me asomo a la ventana de mi habitación.
Mierda. No debí asomarme.
Una gran luz cubre todo el suelo, totalmente des quebrajado bajo los frágiles ladrillos del edificio. Todos los pisos caen, como si fueran el agua que sigue temblando en mi vaso. Miro el reloj. Las 18:00 ... Estoy segura de que han pasado varios minutos desde que el cuco cantó su último aviso. Lo que faltaba, que ahora se estropeara el reloj.
Vuelvo a mirar a la ventana, pero unas letras me impiden conocer el estado del exterior.
" Muchos calendarios mayas sitúan el último día un 5 de febrero. Y juzgando los extra vagantes símbolos que lo acompañan, se puede afirmar que el llamado "Fin del Mundo" se producirá a las 6 en punto de la tarde. 5 de febrero a las 6 en punto de la tarde"
Leí esas palabras con creciente debilidad. Fui corriendo, directa al único calendario que había en la casa. Si, 5 de febrero. Volví a mirar el reloj, que seguía parado. Si, 6 de la tarde. Volví a asomarme a la ventana. Aquellas grietas en el suelo podría haberlas provocado un terremoto. Un simple y débil terremoto.
Pero sé que no es un terremoto. Lo sé.
Algo se acerca. Una especie de ola naranja, gigante, abrasadora. Observo cómo cada vez está mas cerca. Pero no tengo miedo. Me hubiera gustado despedirme de gente, pero no he podido hacerlo, y no pasa nada. Me hubiera gustado avisar a mi familia, decirles que se escondieran en un lugar seguro. Pero, ¿dónde se podrían esconder? Aquella ola de calor arrasaba con todo lo que estaba a su paso. Y ahora estaba a solo unos escasos metros de mí.
Era como si el sol hubiera venido a la Tierra. Como si se hubiera enfadado con ella. Tierra, Tierra, Tierra ... ¿Qué le hiciste al sol? Pero no pude encontrar respuesta a esa imbécil pregunta. La ola llegó a mí. Sentí todas las partes de mi cuerpo carbonizase como si fuera un simple papel viejo. Así que era cierto, este era el fin del mundo...
Antes de desaparecer, pude dar un vistazo rápido a la casa. La echaría de menos, allá donde fuese. Pero, extrañamente, mis ojos volaron hacia el calendario, y el reloj.
Sí, había llegado el día. El último día.
5 de febrero a las 6 en punto de la tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario