15.2.12

Tantas cosas, y ya Vicky no puede contar ninguna de ellas. ¿La razón? Quien sabe. Todo el mundo sabía que tenía miedo a los vampiros y a los payasos de circo. Y sin embargo, la gustaban la sangre y las narices rojas. A Vicky tampoco la gustaba imaginar lo que sucedería. "Eso le quita importancia a las cosas. Prefiero que todo me pase por sorpresa", decía. Y le pasó por sorpresa, si. A Vicky tampoco la gustaban las cartas. Según ella, todas tenían algo en común: servían para saludarse, para despedirse o para malgastar el tiempo y la razón. Quizá por eso Vicky escribió una:


"Querido John:

Sé que si estás leyendo esta carta es que algo malo ha pasado. Y no nos gustaban las cosas malas, ¿recuerdas? Así como tampoco nos gustaba llorar, así que espero por tu bien que no lo estés haciendo en este momento, ¿vale? Todo el mundo dice que me he ido para siempre, e incluso lo parece. Pero no hagas caso, John. Yo siempre estoy aqui. "Estás en todos lados", eso fue lo que me dijo mi hermana una vez. Aunque en circunstancias muy distintas. Y como voy a estar en todos lados, pero nadie me va a ver, quiero pedirte algunas cosas para que sufra menos contemplando el panorama, ¿vale?

-Primero: protege a mi hermana. Sé que tenía miedo de empezar el instituto, pero debes decirla que los institutos de aquí no son los mismos que los americanos, donde existen equipos de deportes violentos con jugadores muy guapos y donde las chicas se quedan embarazadas con demasiada frecuencia. Y regálala un bolso de Prada y unos zapatos de Miu Miu, por favor. La prometí que se los iba a regalar yo, pero ya ves... no me ha dado tiempo. Y aléjala del chico ese que ha conocido, Erik. El otro día le vi con una chica, y juraría que mi hermana no es morena ni tiene minifaldas que podrían hacerse pasar por bragas. Prométeme que lo harás. No quiero que Lissa cambie.

-Segundo: dile a mi madre que no me he ido porque quisiera reunirme antes con papá. Me he ido porque... bueno, porque me tenía que ir. Y ya. Dila que no sufrí cuando me marché, que fue como cuando coges un tren: esperas a que llegue tu turno con un cosquilleo en el estómago, y cuando montas te sientes tranquila y relajada y no sientes ningún dolor, simplemente piensas en el destino al que te llevará. Y también dila, por favor, que el profesor Graham no es adecuado para ella. Come carne, John. Y tanto tú como yo sabemos cómo detesta mi madre la carne.

-Tercero: dile a Elena, Katherine, Nina y Alejandra que las quiero mucho. Y que mentía cuando decía que odiaba Crepúsculo. Bueno, en realidad no mentía, incluso ahora sigo detestando esa saga, pero esto queda entre tú y yo. Y que los años de universidad con ellas fueron geniales.

-Y cuarto y último, pero no por ello menos importante: cuídate tú, ¿vale? Mucho. Te repito que no quiero verte llorar, ni lamentarte, ni nada por el estilo. Las cosas han pasado porque tenían que pasar, y ya. Aún recuerdo aquella tarde de tiendas en Knightsbridge. Nos gastamos demasiado dinero, ¿eh? Lo recuerdo como si fuera ayer. Y también recuerdo las notitas en clase de astronomía. Y cuando el profesor nos pilló y nos mandó de castigo a limpiar todos los inodoros del edificio. Y también recuerdo nuestro primer beso. Y nuestra primera vez. Lo recuerdo todo, John. Sólo espero que tú lo recuerdes con la ternura y el amor con el que lo recuerdo yo, y no con la tristeza con la que seguramente estés leyendo esto.

Y... por favor, dedícame una canción con tu piano. O con tu guitarra. Recuerda que la estaré oyendo. Y que no me reiré si te equivocas. Recuerda que tengo el álbum de fotos debajo de la cama.

Y recuerda que te quiero. Recuérdalo siempre, John. Porque te quería antes, te quiero ahora y te querré durante toda la eternidad. Siempre, John.

Siempre tuya,

Vicky."

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