15.2.12

A Lena le gusta despertarse por las mañanas con la luz del sol, no con ese timbre molesto de despertadores. Y Lena apoya primero el pie izquierdo, y después el derecho. Para que cuando la pregunten si se ha levantado con el pie izquierdo, pueda contestar que sí. Porque a Lena los "no" no le gustan. Y Lena prefiere desayunar un vaso de Coca-Cola en vez de leche. Le gusta la cafeína. La da energías, aunque no las necesite. Y se come unos trozitos de plátano con Nocilla. Porque Lena es mucha Lena.

A Lena tampoco le gusta vestirse normal, como los demás. No, a ella le gusta ser especial. En todos los sentidos. A Lena le gusta ir andando, en vez de coger un taxi. Y también le gusta pisar charcos, aunque no lleve botas impermeables. Porque le gusta mojarse los pies. Y las manos, pero esa es otra historia.

A Lena no le gustan las canciones tristes. No, a Lena le gustan las canciones alegres. Bastantes personas desanimadas hay ya por todo el mundo para que encima se desanime una más. Porque a Lena no le gusta ser como los demás, ¿recuerdas? Y a Lena le gusta más Harry Potter que... en fin, prefiere a Harry Potter por encima de todo. Incluso tiene unas gafas parecidas. Y a veces se las pone para salir a la calle. Y eso que unas gafas así no le quedan bien a todo el mundo. Pero a Lena si le quedan bien. Y a Harry también. "Muy bien".

A Lena tampoco le gusta usar emoticonos cuando habla con sus amigos por ordenador. Eso lo hace todo el mundo. A Lena le gusta más usar el humor, y el sarcasmo. Aunque moderado, ¿eh? Que a Lena no le gusta pasarse. Y tampoco le gusta ver la tele. Si acaso, sintoniza alguna vez la MTV, pero nada más.

A Lena le gusta sentarse a leer en el suelo. No en la cama, o en una silla, como quizá haga todo el mundo. Y no le gusta lamentarse por los amores perdidos. "Ya vendrá otro", piensa. Al fin y al cabo, tiene razón. Y nosotros preferimos lamentarnos y llorar durante muchos días cuando alguien nos deja. Pero al fin y al cabo, no todas somos Lena. Sólo algunas. Y algunos.

Porque ya sabes, Lena es mucha Lena. Y es tanta Lena, que todos tenemos un pedacito de ella.

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