15.2.12

A veces miro el cielo, y veo tus carnosos labios, tus finas cejas, tus marrones ojos, tu perfecta nariz perfilada por las estrellas. A veces miro el mar, y cuando veo mi reflejo en él, siento que estoy vacía, sin nada por dentro y con muchas cosas que hacer. Entre las que se encuentra encontrarte a tí. Miro el sol, y recuerdo aquellas tardes de paseos por El Retiro, con la luz de la estrella impregnándonos la piel. Miro los jardines, miro el césped y recuerdo aquellas flores que me regalabas cada 20 de enero. Algunas tardes nubladas de primavera, me siento en mi cama y escucho Mecano, sin evitar recordar las canciones que te dediqué, y las que me dedicastes tú a mí. A veces hablo con mi propio reflejo, y me dice que viva la vida, que al fin y al cabo tú la estás viviendo cada día mientras yo te recuerdo con cada nota de música que llega a mis oídos, con cada rayo solar que me alumbra la cara, con cada hoja que se cae de los árboles, con cada suspiro, con cada lágrima, con cada sonrisa, con cada tristeza.

Y aunque fui yo quien decidió que ya no mas, y no me canse de jurarte que no habrá segunda parte, me cuesta tanto olvidarte...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

.