15.2.12

Y ahora hace calor. Otra razón más para recordarte cada día que pasa. Bueno, quizá es una razón un poco estúpida, pero ya sabes... Con estas temperaturas recuerdo los días que pasábamos juntos en los veranos de hace... ¿cuántos años? Bah, da lo mismo. Paseábamos bajo la luz del sol hasta que nuestras cabezas estuviesen casi hirviendo. Jolin, te pedí tantas veces que me regalaras un sombrero por mi cumpleaños que nunca lo hiciste. Por eso ahora, cada vez que veo un sombrero, me acuerdo de ti. Si, también me recuerdan a tí los sombreros. Y los cucuruchos de chocolate y vainilla. Todavía me mancho la nariz de chocolate para intentar reproducir en mi memoria esos días. Y el césped, donde nos sentábamos uno frente al otro y nos decíamos cosas bonitas que no se olvidaran durante mucho tiempo; donde me acariciabas el pelo y me lo recogías en una cola de caballo, de esas altas que según tú, me favorecían los rasgos. Y entonces me mirabas con cara de niño pequeño, esperando que yo te dijera algo igual, igual de bonito y alagador. Pero cuando me mirabas de esa manera no me salían las palabras. Sólo me salía un "Te quiero", avergonzado y susurrado. Pero tú me decías que no hacía falta nada más, que con eso bastaba. Y me besabas. Y así hasta que se escondiera el sol, y hasta que el calor cesase, dejando paso a una suave brisa que me despeinaba mi nueva coleta. Y así todas las tardes.

Y ahora, después de tanto tiempo, vuelve a hacer el mismo calor que antes. Quizá debería comprarme un sombrero.

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